Una de las formas más inteligentes de que los inquilinos mantengan bajos los costes de la mudanza es evitar las trampas habituales que llevan a la gente a perder la fianza del alquiler. La fianza suele equivaler a un mes completo de alquiler, una gran cantidad de dinero. Conservarlo es una prioridad.
Las fianzas de alquiler se pagan al propietario como una especie de seguro. Su finalidad es cubrir las pérdidas del propietario en caso de que el inquilino dañe la vivienda o incumpla las condiciones del contrato de alquiler. Cuando finaliza el contrato y el inquilino se va, el propietario debe devolver la fianza.
Sin embargo, hay problemas que pueden hacer que el propietario se quede con la fianza. Entre ellos están los siguientes, que los inquilinos deben esforzarse por evitar.
Daños irrazonables
Los caseros esperan que se produzca un desgaste normal, como alfombras desgastadas o que el color se destiña un poco a lo largo de la pared, sobre todo si llevas muchos años viviendo en la vivienda de alquiler. Sin embargo, los suelos de madera dañados, los agujeros en la pared o los muebles abandonados (que obligan al casero a pagar para que los retiren) pueden hacer que nunca te devuelvan la fianza.
Para evitar discusiones por daños, es una buena idea hacer fotos de la vivienda el día de la mudanza y el día de la salida, para que quede constancia de su estado. Además, contratar a profesionales de la mudanza puede evitar daños durante el traslado.
No avisar adecuadamente
La mayoría de los contratos de alquiler especifican el plazo exacto de preaviso que el inquilino debe dar al propietario antes de mudarse. Normalmente, el plazo es de 60 días, aunque algunos son tan cortos como 30 y tan largos como 90. No hacerlo correctamente puede suponer la pérdida de la fianza del alquiler. Esto se puede evitar conociendo al detalle tu contrato de alquiler. Asegúrate de leerlo hasta el final.
Molestar durante las visitas
Una buena forma de asegurarse de que le devuelven la fianza del alquiler es colaborar con el propietario, no en su contra, cuando intente enseñar el piso o la casa. Algunos inquilinos pueden resultar molestos si ensucian la vivienda o insisten en estar presentes en cada visita. Evítelo trabajando con los propietarios para reducir el tiempo que pasan sin un inquilino. Esto puede ayudarle mucho a recuperar su fianza.
No arreglar los pequeños problemas ni limpiar
Algunos inquilinos dejan problemas fáciles de arreglar cuando se marchan, como agujeros en las paredes donde colgaron un cuadro. O se marchan sin limpiar a fondo la vivienda. En muchos casos, el contrato de alquiler incluye cláusulas que obligan a los inquilinos a hacer estas cosas.
Asegúrate de rellenar los pequeños agujeros con masilla e incluso pide el número de pintura al casero para poder pintar sobre cualquier punto problemático. Además, aunque tengas que hacerlo tú mismo, limpia la casa de arriba abajo, sobre todo las alfombras.
No estar presente en el recorrido
Sin la presencia del inquilino, los propietarios pueden atribuirle cualquier pequeño problema que encuentren o incluso culparle de algo que no es culpa suya (un zócalo suelto, por ejemplo, o un fregadero que no desagua bien).
Para evitar estos problemas, pídele al propietario que haga la inspección contigo. Si no es posible, pídele al menos que te permita enviarle por correo una lista de comprobación que rellenará y firmará una vez haya inspeccionado la vivienda. Así estarás más protegido de que te echen la culpa de cosas que no has hecho.
Lo mejor es estar al tanto de estas cuestiones a medida que se acerca la fecha de la mudanza. Con el enfoque adecuado, puedes evitar perder la fianza del alquiler y reducir el coste de la mudanza.